Actualizaciones sobre los ácidos grasos n3 (DHA)

Estamos asistiendo a un aumento exponencial de los estudios que se realizan sobre los ácidos grasos n3, particularmente sobre el DHA (ácido docosahexaenoico).

Ya hemos hablado de este ácido graso n3 importantísimo para nuestra especie en una entrada anterior, pero conforme pasa el tiempo, los resultados de los estudios científicos van siendo, cada vez más, tremendamente concluyentes.

Con el paso del tiempo, empiezan a publicarse metaanálisis -análisis estadístico del conjunto de resultados obtenidos en diferentes ensayos clínicos sobre una misma cuestión, con la finalidad de evaluarlos de manera conjunta- cuyos resultados son muy esclarecedores.

Uno de los más recientes realizado por el grupo de Lin Py y publicado en el J Clin Psychiatry. 2007 Jul;68(7):1056-61, asocia una mejoría en los síntomas depresivos cuando se ingiere más DHA , confirmando lo que se apuntaba en una investigación previa realizada por un equipo de la School of Psychology, Queen's University  (United Kingdom) (enlace pinchando aquí).

Estos temas los tocaré con mayor dedicación en el blog que acabo de poner en marcha, dedicado a la nutrición en las enfermedades mentales (Ir al blog pinchando aquí). 

En esta entrada, voy a exponer un artículo muy comentado en los medios de Estados Unidos, ya que un grupo de investigadores del ejército norteamericano que estaban estudiando el alto número de suicidios en los soldados, ha encontrado como causa más probable la disminución –en los suicidas- de DHA en sus cerebros (ver artículo)

Anécdotas aparte, la conexión con el deporte puede no ser muy clara a primera vista, pero la tiene y es muy importante. La depresión está relacionada con un neurotransmisor, la serotonina, de hecho, muchos antidepresivos tienen una acción sobre este neurotransmisor (inhibiendo su recaptación en la sinapsis, es decir, manteniendo su efecto). Uno de los hechos que todos los que tratamos deportistas hemos comprobado, es el cansancio extremo que se produce en el deportista tratado con estos fármacos y que nos obliga a complementar el tratamiento con estimulantes como la cafeína. En este sentido, siempre se ha relacionado la llamada “fatiga central” que aparece en deportes de muy larga duración con este neurotransmisor.

La serotonina es un metabolito del triptófano, un aminoácido presente en alimentos ricos en proteínas. Pues bien, el caso del triptófano es excepcional en nuestra especie, ya que tiene un paso a través de la barrera hematoencefálica (la que aisla al cerebro y evita que entre cualquier compuesto que circule por la sangre), muy directo. Es muy probable que esto tenga que ver con nuestra evolución, ya que de alguna manera tenía que premiarse, en su momento, el acceso a la carne cuando veníamos de antecedentes puramente vegetarianos (hace seis o siete millones de años).

El caso es que si permitimos altas concentraciones de triptófano (tomando alimentos ricos en proteínas animales), se transportarán unidos a la albúmina y aumentarán la serotonina en el cerebro (simplificando mucho). Eso significaría cansancio (fatiga central…)

Hay dos formas de impedirlo manipulando la dieta. La primera y más conocida por todos es tomando unos aminoácidos que compiten con el triptófano para pasar dicha barrera (son los aminoácidos ramificados de los que ya hemos hablado). La otra incide en el equilibrio entre el triptófano que circula en sangre unido a un transportador y el que va libre. Evidentemente, es el que va libre el que intenta traspasar la citada barrera y pasar a cerebro, luego si aumentamos el que va unido a transportador, disminuiremos el que va libre y, por tanto, el que va a aumentar la serotonina.

Pues bien, sabemos que los ácidos grasos libres -que aumentan en plasma con la lipolisis inducida por el ejercicio físico de larga duración- incrementan la fracción de TRP libre en plasma al competir con su transporte mediado por la albúmina. El TRP libre aumenta cuando la concentración de ácidos grasos en plasma asciende por encima de 1 mmol/L y esta concentración se da cuando el glucógeno muscular se agota, lo que tiene como consecuencia el aumento de ácidos grasos en plasma. Y aquí viene la parte que nos concierne: los ácidos grasos n-3 sabemos que disminuyen la cantidad de ácidos grasos libres en plasma probablemente regulando al alza la oxidación de ácidos grasos mediante la activación del factor nuclear de transcripción PPARα.

Esta es una de las acciones por las que yo recomiendo tomar DHA en su forma biodisponible y segura a mis deportistas.

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www.latiendadehector.com

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