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El nivel de evidencia científica y éxito clínico del ejercicio físico como terapia, es de tal magnitud, que si fuera un medicamento, sería el descubrimiento del siglo

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El sedentarismo es una novedad en nuestra especie, ya que los cambios en el genoma (evolución), se han efectuado en medio de una intensa actividad física como cazadores. La adaptación a este brusco cambio (brusquedad extrema en términos evolutivos), aún no se ha hecho y, probablemente, nunca se haga. El genoma humano ha sido programado, a través de la evolución, para la actividad física, por tanto, l a inactividad no afecta a un órgano o sistema en particular, sino a todo nuestro organismo. Como agente complementario de la terapia en muchas enfermedades varía, desde ser un medio leve de mejoría, hasta constituirse como el principal agente terapéutico, como ocurre en la diabetes 2. La actividad física, por otro lado, aumenta las HDL y, en algunas personas, disminuye las LDL. Puede disminuir las cifras de tensión arterial, reduce la resistencia a la insulina e influye en la función cardiovascular favorablemente. Por ello, el ATP III recomienda que la actividad física se convie

Un ejemplo de falta de prevención. La actual pandemia de diabetes 2

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Cuando finalicé mis estudios de medicina, la diabetes 2 se denominaba MOD (del inglés Maturity Onset Diabetes, es decir, de los mayores), y la veíamos en personas de más de 60 años. Ahora se llama MODY (del inglés Maturity Onset Diabetes of the Young) y llega a afectar, incluso a niños. No hay un ejemplo mejor de lo que ha sido una absoluta falta de prevención y un desastre sanitario (y económico). El número de personas afectadas por la diabetes se ha multiplicado por cuatro en apenas 35 años. De los 108 millones que sufrían la enfermedad en 1980, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva la cifra actual más allá de los 420 millones de adultos. En España, provocó más de 10.000 fallecimientos el año pasado. Posteriormente, mi desarrollo profesional me llevó a ver, esta enfermedad, desde la perspectiva de la fisiología del ejercicio, llegando a conocer los mecanismos más básicos por los que se ha convertido en pandemia mundial. ¿Por qué el ejercicio la pu

Una variación genética dominante en poblaciones veganas facilita la síntesis de aceites grasos esenciales de origen vegetal

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Diversas investigaciones genéticas y arqueológicas apuntan al origen del H.sapiens hace unos 180.000 años, aunque permanecerían confinados unos 100.000 años en una zona con abundantes lagos en el centro de África, debido a su necesidad de un ácido graso específico que se halla en los peces, el DHA. Ya hemos hablado insistentemente de este hecho, y de la importancia que ha tenido en nuestra evolución cerebral.  Ahora bien ¿Qué permitió a nuestra especie salir de este nicho ecológico y poblar diferentes lugares hasta abarcar toda la superficie del planeta? Pues… Una variación genética que nos permitió hace más de 85.000 años, emigrar por todo el continente Africano en principio y por el resto del planeta, después. Dicha mutación está en un grupo de genes del cromosoma 11 implicados en la conversión de ácidos grasos poliinsaturados de origen vegetal en ácidos poliinsaturados necesarios para aumentar el tamaño del cerebro, su complejidad y sus funciones.  Ahora se descubre

La vitamina C, su relación con la glucosa y la dieta “paleo”

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La vitamina C ha sido la gran esperanza del siglo pasado y se le han atribuido acciones beneficiosas más allá de su propia actuación como agente reductor (donando electrones en diversas reacciones).  Parte de ese mito se debe, sin duda, al dos veces ganador del premio Nobel, Linus Pauling, quien argumentó que altas dosis de vitamina C (10 g / día) administradas por vía intravenosa podían ser útiles en el tratamiento del cáncer. Esta suposición se basó en un estudio de 100 pacientes con cáncer avanzado que, en comparación con los controles, sobrevivieron de tres a cuatro veces más tiempo. El estudio fue, más tarde, criticado debido a la ausencia de un grupo de control apropiado. Posteriormente se repitió mejorando la metodología, pero nunca se consiguió repetir los resultados favorables (Creagan et al., incluyeron pacientes que previamente recibieron quimioterapia). Otros estudios prospectivos (en los que la población se observa a través del tiempo), como el Physicians Health S